miércoles, 9 de enero de 2008


¿Qué pasado tempestuoso la hace parase sin despertar todos los días?, repugnante y espantosa, pero bella y misteriosa, una orquídea de luz negra dispuesta a convertir cualquier primavera en otoño.
Para ella (estoy seguro) lo bueno es lo bonito, lo que le causa placer, lo que la hace saltar, pero en ocasiones salta por cosas que no le gustan en realidad; ¿será que no mira las cosas con suficiente profundidad?.
Saluda a todo el mundo, y al mundo no le alegra verla con esa sonrisa de caracola; ese abraso se siente como una lija, como un dolor de estomago, ¿Qué le falta además de solides?; ¿delicadeza?, ¿tacto?, ¿menos vulgaridad?; pero, ¿no es ese su anzuelo?, es tosca como una cabeza de Isla de Pascua. No lo se, por lo menos yo, veo en ella la semilla de belleza de la cual podría surgir un bosque, pero no soy agua para darle vida, solo secaría un poco más.

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