lunes, 29 de septiembre de 2008

Takutea





Este mismo día pero en 1748, Sir Von John Dalton Wolfgang zarpó, a petición de la reina de Inglaterra, hacia la isla Takutea, en busca del potaje milagroso que un supuesto anciano (único habitante de la isla) preparaba. Dicho potaje curaría a la reina de todos los males que le aquejaban; desde las deformidades en los huesos de sus manos, hasta los pululantes hongos que habían dejado a sus pies sin uñas, pasando por las tremendas llagas crapulantes que aparecían debajo de sus parpados, las putrefactas y pestilentes secreciones que le emanaban a borbotones de la boca vertical, las ulceras sanguinolentas que tenía bajo la lengua, el lagrimeo de pus a causa de las terribles infecciones oculares, los escurrimientos mucosos que chorreaban del apestoso hueco que alguna vez fue una bella nariz, la espantosa lepra que había transformado a su tersa piel en una superficie escamosa como la del yacaré, las enormes almorranas del tamaño de pulgares y la jaqueca.

Sir Von John Dalton Wolfgang con su alegre tripulación sodomita llegó a la conclusión de que la mejor forma de llegar a su destino, la pequeña isla Takutea, era cruzando el océano ártico. Después de 6,258,45 km, varios miembros de la tripulación muertos de hipotermia y otros tantos desangrados por la constante fricción, llegaron al estrecho de Bering, ahí conocieron a un marino llamado Jack Norbert Willem Deblin Rogers Miller Duken Pelican XVIII, quien, totalmente ciego, amablemente se ofreció a guiarlos atreves de las peligrosas aguas bajas del mar de Bering, a cambio de una noche de pasión con cada uno de los miembros de la tripulación.

Para cuando llegaron a Honolulú todos habían adquirido la horrenda enfermedad esquimal de la Churripantria, que, similar a la Diáspora negra africana, consiste en la formación de cristales en las vejigas de los enfermos que rasgan la carne del interior de las vías urinarias provocando dolorosas hemorragias. Posteriormente el cuerpo comienza a producir una jalea espesa, acida y olorosa, como la orina de los camellos, que escurre incesante por los miembros de los afectados; en los casos más severos, el pene queda reducido a un pingajo de piel colgando, como un baboso en salmuera. Las hermosas Hawaianas no quisieron tener relaciones con los asquerosos ingleses, en lugar de eso, les envolvieron las dagas en hojas de árbol salvaje y le rezaron a Pele, la diosa del volcán para que los curara (no sirvió de nada).

Una semana después, y sin mejoría, los decaídos marinos liderados por Sir Von John Dalton Wolfgang, volvieron a la mar, pasaron por el atolón de Palmira, la isla Jarvis, Motu Tou, Maina, Manuae, Atiu, Matiaro, se perdieron en Mauke, y fueron a dar a Mangaia; un huracán los arrastró hasta las islas Chatham, emprendieron su regreso a las islas Cook.

Por fin, después de 22,680,10 km y muchos percances, los marinos llegaron lesionados y casi desangrándose a Takutea, no había ningún viejo en la isla, solamente un pajarraco negro agonizante que apuntaba hacia el Oeste. y en esa dirección Sir Von John Dalton Wolfgang partió con su tripulación. Con miedo de regresar a Inglaterra, desembarcaron para ver si llegaban al concierto de Nick Cave, compraron los boletos y cantaron Breathless.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Nueva cancion


Esta es mi nueva canción, se llama mar de la tranquilidad y está inspirada en muchas cosas (incluyendo las teorías de la conspiración de Nixon con respecto al viaje a la luna), una pequeña balada de puras teclas blancas. La foto es de Daphne y Denisse (¿Quién pensaría que todo el rock del mundo cabría en un par como ellas?)

Mar de la tranquilidad

Hoy me mudo para siempre
al mar de la tranquilidad
habrá una capa gris de polvo
y una triste gravedad

Mientras me alejo de la tierra
en la escotilla se hace chica mi ciudad
mi casa nueva es de aluminio
pequeño modulo lunar

Estoy cansado,tantos meses
tantos mses de buscar
quizás te has ido de la luna
a otro sistema solar

P.D. espero que no se enojen por postear su foto, si no les agrada la idea la cambio por una de Joserra dormido.

jueves, 18 de septiembre de 2008

El mar de la tranquilidad



(¿mejoramos o empeoramos?)

La tila había anaranjado la luz, una especie de jazz dodecafónico mal ecualizado salía atreves de unas bocinas de mal gusto. –ella tiene un trasero de esos que descarrilan trenes, ¿Por qué no le dices que si?- preguntó Edgar a Faustin -es que me da asco llegar a moverle al atole caliente- (Lo dijo pensando en los borbotones de un liquido amarillento manchado con mierda y sangre)

La puerta se abrió dejando entrar una ráfaga de aire húmedo. Faustin trataba de perder su mirada en la calle empedrada, o en los campos de la lejanía, pero no podía dejar de ver su propio interior (evadiendo la mirada de Sofía). Todos voltearon a ver el danzar de esa falda corta, las miradas recorrían un camino de espirales en el ombligo, las caderas, más arriba escalaban los Alpes xalapeños, la marca de dientes en la piel que cubre al esternocleidomastoideo, un cuello fino decorado con un pendiente de mariposa; pero al llegar a los ojos se hacía evidente que la suciedad bajo su piel, era como la de una estación del metro. Sofía se sentó entre Faustin y Edgar (olía a rosas con semen) -¿Qué hay?- preguntó ella dándole un beso en la mejilla a Edgar y uno en la boca a Faustin -es como besar un retrete portátil- pensó Faustin levantándose para dejar a Edgar con Sofía. Sin despedirse salió del pub.

Caminaba sobre el empedrado del callejón sintiéndose liberado, imaginando (como cuando era niño) que caminaba sobre el fino polvo del mar de la tranquilidad, con miedo de toparse con un selenita agresivo.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Ventanal con cristales de hielo

Imágenes de mi último proyecto
el ventanal de cristales de hielo






Amamos la carne
Queremos comer más carne
La carne es buena para la salud
por eso queremos más carne

lunes, 1 de septiembre de 2008

Vístete de putita corazón, vuélveme loco.


Porque luces junto a mí como un saco con corte inglés, porque no eres mucho más que una joya para lucir en ocasiones importantes, cállate.
Te extraje del mercado como un diamante en bruto, te corté, te pulí, te coloqué en un soporte de oro, ahora cuelgas de mí; hazte a la idea de que no llegarás más alto, ni más lejos en tu vida; pues eres tonta, inculta y no tienes vocación. Así que siéntate a ver televisión, tienes todas las drogas que puedas desear, manjares deliciosos, viajes a paraísos exóticos y el perfume más caro. Cállate o te devuelvo al basurero del que saliste.
Ni creas que todo volverá a ser como antes; que mami va a salir a vender gorditas mientras papi va a trabajar a las canteras, el pasado no va a regresar por que estas deforme, te he moldeado alrededor de tus debilidades (si te vas, no tendrás ni para fiambres, ni para heroína), eres un objeto y nada más. Y estas pasando de moda; pero no te preocupes, cuando esto suceda, te dejaré en una cajita forrada de terciopelo, donde podrás cómodamente contar como los pétalos de tu juventud se van cayendo. –la antes joven Cecilia era ahora una dama pálida, sus ojos ya no estaban pintados con los colores de la primavera. La tristeza se había comido mucha carne bajo su piel, había vendido su alma y estaba cayendo al infierno. Porque la muy perra se lo merecía.

P.D. Yo no soy así Jajarrajaja
P.D. 2 La foto (no el texto) es para Lola

La jermu que me engaña con la luna






Un pedazo de techo se desplomó, las tuberías viejas convirtieron la sala de la abuela en una pequeña laguna donde miles de polillas nadaban, las luces de toda la ciudad se apagaron y en el espejo se reflejaban las estrellas, mis pies estaban salpicados con polvo de sueños, el aire olía a humedad con eternidad.
Jessica encendió un cigarrillo que tenia escrita la palabra reloj, lo encendió con un fosforo que nunca terminó de caer al agua llena de arcoíris de aceite; todas las tristezas y enojos habían sido sustituidos por esa hermosa sensación de vacío que se podía tocar con solo extender los brazos y respirar profundo. Así era todo perfecto, sin nombres, sin sexos, sin espacio ni tiempo; la palabra reloj se quemó y la luz regresó.
Debajo de escritorio oxidado, en un rincón oscuro, entre una pared agrietada y una canasta con estambres, vi un punto de luz, era como una luciérnaga, Jessica y yo nos acercamos a ella para descubrir con sorpresa una clave de sol que reflejaba la luz de la luna. Afuera había un carnaval de seres vestidos con tela de hilos de oro, seda de las pléyades, zapatos de azúcar, un camaleón de color azul sonreía desde el sillón forrado de terciopelo, el viento sonaba como un ejército de ocarinas.
El horizonte comenzó a teñirse, primero de verde, luego de azul, luego se incendió y salió el sol a quemar toda la belleza de la noche dejando ver los vestigios del terremoto.