Permíteme comenzar de nuevo por favor, pero en un lugar
diferente, con otras personas a mi alrededor. Antier, mientras caminaba por la
calle, pensaba en el accidente que había viso unos días antes y en lo fugaz que
es la vida, pero olvidemos la redacción por un momento, a decir vedad la odio,
los árboles lloran de frio y rasguñan a la luna, el sol sube mientras el fuego
baja donde un polvo plateado lo cubre todo.
Tus ojos ignitan como una flama negra, la chica al otro lado
del pasillo hace el amor, su lengua está llena de historias, acerca de sus
noches con los marineros, su piel tiene el aroma de los secretos. Mi habitación
está muerta como una iglesia el sábado por la noche. Bajo la ceniza de plata
hay hojas carbonizadas, aun mantienen su estructura fina, es tan quebradiza que
una mirada la puede destruir.
Viajo encadenado a una nube de vapor, desde arriba admiro
las murallas de la ciudad de roca, sus calles pavimentadas reflejan los
destellos de las farolas, y recuerdo cuando caminábamos juntos sobre sus aceras,
mirando el incendio de las nubes en el atardecer.
La estructura del tiempo se ha roto de nuevo, la memoria no
tiene sentido cuando te cubre el polvo de las estrellas. Caigo al mar, y no
puedo nadar, una fuerza imparable como la gravedad, pero sublime como el viento
cálido del veranillo de san Martín, me lleva a las profundidades del abismo, y
yo soy el sol, yo soy el fuego, estoy en casa de nuevo. Luces en el abismo,
aquí abajo, todo sigue siendo lo mismo.
El polvo lunar te cubrirá
Atentamente
Un sueño que no puede dormir