lunes, 26 de noviembre de 2012

Cansados del viaje nos alojamos en un hotel para ciegos





Permíteme comenzar de nuevo por favor, pero en un lugar diferente, con otras personas a mi alrededor. Antier, mientras caminaba por la calle, pensaba en el accidente que había viso unos días antes y en lo fugaz que es la vida, pero olvidemos la redacción por un momento, a decir vedad la odio, los árboles lloran de frio y rasguñan a la luna, el sol sube mientras el fuego baja donde un polvo plateado lo cubre todo.

Tus ojos ignitan como una flama negra, la chica al otro lado del pasillo hace el amor, su lengua está llena de historias, acerca de sus noches con los marineros, su piel tiene el aroma de los secretos. Mi habitación está muerta como una iglesia el sábado por la noche. Bajo la ceniza de plata hay hojas carbonizadas, aun mantienen su estructura fina, es tan quebradiza que una mirada la puede destruir.

Viajo encadenado a una nube de vapor, desde arriba admiro las murallas de la ciudad de roca, sus calles pavimentadas reflejan los destellos de las farolas, y recuerdo cuando caminábamos juntos sobre sus aceras, mirando el incendio de las nubes en el atardecer.

La estructura del tiempo se ha roto de nuevo, la memoria no tiene sentido cuando te cubre el polvo de las estrellas. Caigo al mar, y no puedo nadar, una fuerza imparable como la gravedad, pero sublime como el viento cálido del veranillo de san Martín, me lleva a las profundidades del abismo, y yo soy el sol, yo soy el fuego, estoy en casa de nuevo. Luces en el abismo, aquí abajo, todo sigue siendo lo mismo.

El polvo lunar te cubrirá 

Atentamente
Un sueño que no puede dormir 


No hay comentarios: