martes, 25 de marzo de 2008

Claude Debussy

¿Quién diría que las acuarelas se transforman en música?. Si pudiese pararme frente a él y decirle cuanto aprecio la calma de sus notas. Siento que son como una ola alejándose de la playa; cada gota, cada molécula, se despide de sus vecinas porque saben que nunca más se volverán a ver; algunas compañeras regresarán al mar, otras romperán a volar para formar una nube, conocerán nuevas amigas y con la lluvia se separarán; no tiene sentido tratar de capturar cada gota en un gotero para evitar un adiós.

Cada molécula tiene un destino impredecible. Prelude, Menuet, Clair de Lune, Passepied, Danse; solo sus oídos las pueden acomodar de esa manera, en la corriente un rio, los copos de nieve, el algodón del cielo.

Me gustaría detenerlo en la calle y preguntarle el por qué, el cómo; pero murió este día hace ya bastantes años, dejándonos su música que solo nos insinúa un empapado trasfondo que no se puede pensar, solo sentir.

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