martes, 10 de junio de 2008

In dreams


Timoteo es un muchacho extraño, lo llaman Tim (o putim para molestarlo); tiene una cara aerodinámica hecha como para manejar autos de carrera sin casco, su piel es clara, sus ojos creo que son cafés.

Estaba Timoteo felizmente inspirado tocando su batería; movía la cabeza de arriba abajo como para darle latigazos al banco, le gustaba sentir la electricidad fluir en sus dedos, y ese golpeteo entre sus piernas (carnes que golpean mas carnes). Esa bella canción de Roy Orbison, In Dreams, sonaba en su cabeza (Estaba como todo artista inspirado). De pronto sonó el timbre –¡Como odio ser interrumpido!- gritó antes de asomarse por la ventana; otro grito mas fuerte dio al descubrir que era su padre quien tocaba el timbre (el no sabía que el lechero era su padre biológico). Tim enfurecido tomó un pico y se colocó tras la puerta listo para lanzar el golpe –deje las botellas frente a la puerta y vallase- gritó rojo como un tomate –ya Putim abre esa puerta que quiero hablar contigo- ¡NO ME DIGAS PUTIM!- ¡Putim putim putim putim! – El vitral de la puerta se hizo añicos, los cristales se clavaron en los ojos del lechero, el pesado pico se clavó en su hombro; Mientras el hombre herido se desplomaba Tim le clavó el pico de nuevo, esta vez en la espalda, y lanzó otro golpe más. Tim estaba excitado, sentía electricidad corriendo por todo su cuerpo, el viento aullando a través de las hendiduras de su rostro,- ¡Aleluya!- dejó de contar los golpes, solo se detuvo cuando su padre llegó (el legal, no el biológico) quien dijo –Lo que ustedes acaban de presenciar es una catarsis, vamos a hacer eso muy seguido en esta familia. Timoteo le sonrió con el rostro cubierto de sangre, ambos se dieron un abraso.

-¡Puta!- Gritó Don Severino (el padre legal de Timoteo) – ¡Baja inmediatamente, perra desgraciada! – La madre de Tim bajó corriendo y gimió de tristeza cuando descubrió al cuerpo de su amante convertido en carne para tacos, (mmm, delicioso). Desde ese ángulo era evidente: la nariz de aviador, la piel clara, los ojos (creo que son cafés). Don Seve le dio una cachetada a su esposa, quien se arrodilló frente al cuerpo, Tim, comprendiendo lo que sucedía se compadeció de su padre legal (como le cae bien ese buen hombre). Con el pico en las manos gritó –¡Aleluya!- y clavó el instrumento en la espalda de su madre, el padre enojado le arrancó el arma de las manos –¡Quitate!, ve a vestirte, ¡esta es la mía!- terminó la hecatombe bañándose con la sangre de aquella que fue su esposa.

Más tarde, Timoteo y Severino, a sabiendas de que no tenían parentesco fueron a cenar tacos como viejos amigos (mmm, Delicioso).



Este post es para conmemorar el cumpleaños de Pablo

1 comentario:

El vikingo dijo...

Gracias por la conmemorativa conmemoración que hace usted de mi cumpleaños, un año más viejo y un poco menos sabio pero progresando, nos vemos el fin para el pachangón.