domingo, 1 de junio de 2008

Umaharumuma


Esta es la mejor palabra del mundo y ¡Que viva la muerte!; una avalancha cubrió mi alma, las cosas más bellas suceden por el accidente. La nada. El mundo. El yo y el no yo. Umaharumuma. Todo debe tener un nombre. Todo debe aprenderse, probarse, ex­perimentarse. –Le dijo A a B-

Me gustaría quitarte la cara y ponérmela como una máscara –le respondió B plantando un beso en su frente-

-Un hombre sentado en un banco comenzó un soliloquio musical, parecía salido de una serie vieja de naves espaciales, y su voz era como el murmullo de las lavadoras antiguas cuando están cargadas de ropa (algo así como el latido de un corazón de bombo).- Recuerdo cuando iba a visitar a mis primos de Puebla, ese repetitivo sonido me despertaba de un susto que iba desapareciendo mientras recordaba donde me encontraba. En pijama salía al patio donde un gran eucalipto me saludaba con su lepra de madera, en esos pedazos enormes de canela estaba Umaharumuma, tambien en el hombre que maté con un golpe en la cabeza, en la sangre que machó el suelo azul, se encuentra en la estrella que mas brilla en la noche, en los sábados de películas, en el sadismo de la política y los tokines, es ese estado de ser pero no estar y estar al mismo tiempo- B sacó unas esposas temblando mientras los ojos de A se clavaban en los suyos como agujas. Un par de lágrimas que sabían a sangre escurrieron por sus mejillas, A subió a la patrulla y miró por la ventana como el mundo avanzaba bajo las ruedas mientras él permanecía en el centro del universo.

2 comentarios:

Cohorte XI dijo...

Magnífico!

Alfredo dijo...

No vi la referencia de Henry Miller por el fragmento que uso.